Lecciones de poesía con MLB. Pt. 2


  1. En el poema las palabras no son sólo ellas mismas. Crean un aura, influyen una sobre otra, irradian sobre sí, crean cierto estado de ánimo. Esta acumulación de significados, conseguida gracias a la yuxtaposición, nos lleva desde una sintaxis de la consecuencia hacia una sintaxis de la adyacencia.
  2. La yuxtaposición es un medio adecuado para nuestros tiempos fragmentados. Sin embargo, hay que evitar la tentación de yuxtaponer cualquier cosa con cualquier otra cosa. La pura arbitrariedad lleva a efectos artísticos poco interesantes.
  3. Un buen texto es más inteligente que su autor.
  4. El texto debe ser para la vista, para el oído y para el intelecto.
  5. Cada desviación de la norma está cargada de significado. No debemos cambiar el orden habitual de las palabras porque sí. Pensemos a la poesía como en el ajedrez – al decidir cuál será mi próxima jugada, debo considerar también cuál será la jugada de mi contendiente. En este caso, estoy jugando con el lector, debo entonces considerar sus maneras de interpretación.
  6. La morfología de la palabra también genera un aura y se abre a asociaciones - también aquellas que no habíamos anticipado.
  7. Todo artista se enfrenta al desafío de comprender su propia estructura mental y orientar sus acciones de acuerdo a ella.
  8. Existe la economía del regalo, de la generosidad. Vale la pena practicarla, pero sin dejar que se aprovechen de uno. El trabajo creativo también es trabajo.
  9. Es nuestro deber experimentar. Puede ser que sientas que aciertas, que das en el blanco, o que no le das. Pero si siempre das en el mismo blanco, o te pierdes a sus costados, tal vez sea momento de explorar otros territorios. Mantener una actitud curiosa, de investigador, teniendo en cuenta que el resultado del experimento puede ser insatisfactorio.
  10. En el caso de la poesía, el investigador es parte del fenómeno observado. No hay texto sin contexto. Es poco probable que evitar influencias sea viable. Debemos en algún momento participar en un agón o batalla con nuestros predecesores.
  11. Ver al lenguaje no como cadenas, sino como océano. Cada nueva frase, cada oración que emitimos, es única e individual. Con cada palabra que escogemos, nos sumamos a este océano, a esta sopa en la que están ya participando Miłosz, Safo y Homero. No sentirnos cohibidos, tampoco copiar acríticamente. Agregar sal a esta sopa que nos antecede y verterla en nuestro propio plato.
  12. Es conveniente que el poema sea sobre algo.
  13. En nuestro oficio, lo más importante es el cómo.
  14. Ritmo, pulsación, concentración semántica: no tiene por qué haber una misma intensidad en todo el poema. La repetición ayuda al ritmo. Evaluar en qué partes el poema requiere densidad y en cuáles rarefacción.
  15. El poema como apertura a algo más allá de uno mismo. (Esto se logra gracias al ritmo.)
  16. Libertad, pero también responsabilidad.
  17. La poesía y los slogans políticos no se llevan bien. Dicho esto, es válida la existencia del poema utilitario, el poema herramienta, que no siempre es muy artístico.
  18. No somos sopa de tomate para gustar a todos.
  19. Están permitidas todas las formas gramaticales, además es necesario crear formas nuevas.
  20. La ironía es el arma de los débiles.
  21. Los mensajes sencillos no son malos. Tienen un gran poder y son muy difíciles de articular, aunque parezcan fáciles.
  22. El poeta debe saber.
  23. Selección, selección, selección.
  24. Lo importante es el efecto, no la intención.
  25. Los poemas que nos salieron bien ya no nos pertenecen.
  26. No tener miedo al rídiculo.
  27. La rima lleva al autor a donde nunca pensó que llegaría.
  28. La constricción puede ser también liberadora.
  29. Controlar (a veces) y (a veces) soltar el control.

Las reflexiones citadas son fruto de la discusión de textos compartidos por Jakub Grabiak, Kacper Uss, Alicja Bagińska, Kamil Hyszka, Beata Rokosz, Maria Czekańska, Maciej Skalik y Alhelí Málaga, en el marco de los Talleres Literarios de Verano facilitados por el poeta Miłosz Biedrzycki/MLB.